El
hombre no ha existido siempre sobre la tierra. Imaginemos que toda la historia
de la tierra y de los seres vivos, hasta el momento actual, ha trascurrido en veinticuatro
horas, pues bien, nos encontraríamos con que el hombre apenas ocupa el último
minuto. El origen de la tierra remota a unos 5.000 millones de años, sin
embargo, los más antiguos primates conocidos tienen solo una antigüedad de 70
millones de años, lo que, en nuestro reloj imaginario de veinticuatro horas,
significaría que ocupan los últimos veinte minutos. Los ante pasados del mono antropomorfo,
el más parecidos a nosotros, y del hombre son aun más recientes.
Hay
que trasladarse a unos 15-17 millones de años para encontrar en los primates
alguna característica que anuncie los antropomorfos e incluso los homínidos,
una familia que incluye formas pre humanas y humanas. Las primeras formas que
pueden tener una relación con el hombre nos lleva a los primates que vivieron
hace 5-6 millones de años, incluidos dentro del grupo de los homínidos. El
estado actual de las investigaciones muestra que hace unos dos millones de años
existió un homínido mas evolucionado, el HOMO HABILIS, un ser dotado de
inteligencia y de una serie de capacidades que lo distinguía de los demás seres
parecidos a él. Por lo tanto, el HOMO HABILIS es el punto final de una serie de
modificaciones producidas en una rama del tronco de los primates y, al mismo
tiempo, el ponto de partida de una nueva evolución. pero determinar lo anterior
no es cuestión de decir o expresar, la tecnología tiene avances y
herramientas que hacen de la ciencia, la
antropología y paleontología investigar, analizar y desarrollar con conclusiones,
de la historia evolutiva, uno de estos factores importantes es la prueba de ADN
mitocondrial que a su contribución se deben muchas
expectativas
Hoy
sabemos por el ADN mitocondrial que todos los que habitamos ahora la tierra
descendemos de una Eva que habitó en África hace 200.000 años.
Eva mitocondrial (mt-MRCA) es
el nombre dado por los investigadores para la mujer que se define como el
ancestro común más reciente por línea materna (CMRA) para todos los seres
humanos que viven actualmente. Se transmite de madre a hijo, todo el ADN
mitocondrial en todas las personas que viven se deriva de este individuo una
hembra. Eva mitocondrial es la contraparte femenina del cromosoma Y Adán, el
antepasado común más reciente por línea paterna, a pesar de que vivieron en
diferentes épocas.
Escribir de este aspecto del
estudio antropológico tiene respuestas por parte de la religión, es difícil
poder aclarar con exactitud las diferentes ideologías humanas
Durante el proceso de elaboración de esta articulo
me tome el atrevimiento de preguntar al
pastor evangelico Emilio Ortes
sobre la confirmación de la ciencia acerca del la prueba del ADN
MITOCONDRIAL y el proceso de evolución quien manifestó lo siguiente, “Ningún
credo, salvo el de las fanáticas sectas fundamentalistas que son una minoría
protestante en El Salvador reconoce por dogma el rechazo de la evolución.
Muchos profesores, religiosos y laicos, la aceptan, en cambio, como un hecho. Y
muchos evolucionistas son hombres de profunda fe. Además, los evolucionistas
pueden ser también creacionistas. Conozco muchos teólogos y muchos de
ellos protestantes o católicos fuera de
los círculos fundamentalistas que no hayan aceptado el hecho de la evolución,
aunque puede que insistan en que Dios ha dirigido el proceso e infundido el
alma a los primeros seres humanos".
Independientemente puedo decir que evolución y
creación divina no son necesariamente, por tanto, términos contradictorios.
Podría haber una evolución dentro de la realidad creada, de tal manera que,
quien sostenga el evolucionismo, no tiene motivo alguno para negar la creación.
Dicha creación es necesaria, tanto si hubiera evolución como si no, pues se
requiere para dar razón de lo que existe, mientras que la evolución sólo se
refiere a transformaciones entre seres ya existentes. En este sentido, la
evolución presupone la creación. Pero es que, además, quien admite la creación
así entendida, tiene una libertad total para admitir cualquier teoría
científica. Quien no admita la creación, necesariamente deberá admitir que todo
lo que existe actualmente proviene de otros seres, y éstos provienen de otros,
y así sucesiva e indefinidamente, de manera que todos y cada uno de los seres
que existen deben tener un origen trazado por la evolución. Aunque pueda
resultar paradójico, es el evolucionista radical quien viola las exigencias de
rigor del método científico, pues se ve forzado a admitir unas hipótesis que no
pertenecen al ámbito científico, y deberá admitirlas aunque no pueden probarse.
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