jueves, 6 de diciembre de 2012

DINASTÍAS CHINAS



La historia china en general es rica en contenido no solo por su gran desarrollo a partir de sus casi 4.000 años de historia, sino también porque se han visto durante distintos períodos distintos tipos de forma de gobierno.












De acuerdo con la tradición, el pueblo chino se originó en el valle del Huang He o río Amarillo. Las leyendas hablan de un creador, P’an Ku, al que sucedieron una serie de soberanos celestiales, terrestres y humanos. Las pruebas arqueológicas son escasas, aunque fueron encontrados restos de Homo erectus, cerca de Pekín, que datan de hace 460.000 años, y que recibieron el nombre de Sinanthropus pekinensis, pero en el tema de  dinastías la tradición dice que los Xia (1994-1766 a.C.) fueron la primera dinastía china hereditaria, que sólo desapareció cuando fue expulsado su último gobernante debido al poder tiránico que ejerció sobre su pueblo. Sin embargo, no hay restos arqueológicos que confirmen esta historia;
Los tipos de gobiernos que podemos visualizar a lo largo de la historia en este país son:
1. Monarquías.
2. Imperios.
3. Anarquías.
4. República.
Lo atractivo que presenta este fenomeno es la cantidad de variedades que cada uno de estos tipos de gobiernos vivieron, siendo que existían monarquías moderadas o dicatatoriales; imperios liberales o conservadores; anarquías generadas por pugnas internas o por influencias externas; repúblicas pluralistas o unipartidistas. A continuación las dinastías más importantes dentro de la historia China




Dinastía Han 206 aC – 220 dC
Luego de la caída de la Dinastía Qin, el poderoso estado Han estableció la Dinastía Han. Se separó en dos períodos: la Dinastía Han Anterior, que duró desde el 206 aC al 8 dC, y la Dinastía Han Posterior que gobernó desde el 25 al 220 dC. El pueblo chino aún hoy hace referencia a sí mismo como el pueblo Han.
El gobierno retuvo mucho de la estructura administrativa de Qin, pero se alejó del excesivo control central. Cambió de ser puramente aristocrático a ser más meritocrático, seleccionando oficiales de gobierno a través de pruebas de servicio civil. Los ideales confucianos, previamente suprimidos, se convirtieron en centrales para el imperio Han.
En el año 8 dC un oficial rebelde se apoderó del trono para establecer la efímera Dinastía Xin, pero la Dinastía Han retomó el control hacia el 25 dC. Durante la Dinastía Han Posterior, florecieron la economía, la educación y la ciencia. Existía el comercio con los vecinos del norte, así como también con las civilizaciones de Europa por tierra, a través de la Ruta de la Seda. Los escritores crearon grandes trabajos literarios, incluyendo textos históricos y diccionarios. También el budismo fue introducido desde la India a China. La China Han fue militarmente fuerte, expandiendo sus fronteras para incorporar lo que es hoy en día el Tíbet, Corea del Norte y el norte de Vietnam.


Entre sus sucesores de esta dinastía destaca Wu Ti (o Wudi) (? - 87 a. C.), que accedió al Trono en el 140 a. C. Con él culminó el poderío de los Han, pues extendió el imperio chino hacia el sur (Cantón) y el norte (Corea) y venció definitivamente a los hunos, que en lo sucesivo orientarían sus acciones guerreras hacia Europa. Se alió con los letrados confucionistas para quebrar el peso de la nobleza feudal, obligando a ésta a aceptar la fragmentación de sus patrimonios mediante un sistema sucesorio igualitario.

Finalmente, la Dinastía Han se debilitó por la rivalidad política y la corrupción. Los poderosos estados vasallos se sublevaron, y se desató una rebelión a gran escala, que finalmente terminó con la dinastía, en el 220 dC. De ahí en más, China se dividió en tres reinos competitivos, y fue amenazada por la invasión de tribus nómades del norte.
Descendientes se mantuvieron en el poder hasta que éste les fue arrebatado por el usurpador Wang Mang (9 d.C.). Recuperaron el Trono imperial en el año 25 d.C., con el acceso de Liu Hsiu (? - 58 d.C.), primero de los Han posteriores o Han orientales, que trasladaron la capital a Lo-yang.
En el siglo I el imperio vivió, bajo sus sucesores, un nuevo florecimiento basado en el comercio de la seda a través del puerto de Cantón, así como en una nueva expansión territorial hacia Asia central. En el siglo II, sin embargo, la dinastía se vio debilitada por las disputas sucesorias y las conspiraciones cortesanas; éstas culminaron en la revuelta popular de los «Turbantes Amarillos» (desde 184), que obligó a abdicar al último emperador Han, Hsien (emperador de el 190 al 220), dando paso al periodo de los Tres Reinos (dinastías Wei, Wu y Shu).

La dinastía Han Oriental (25 - 220 d.C.)
La debilidad administrativa y la ineficacia lastraron la última dinastía Han u oriental desde sus inicios. Al igual que bajo los Han anteriores u occidentales, el gobierno central entró en decadencia al ser elegidos familiares maternos incompetentes en representación de los emperadores infantiles. Con la ayuda de los eunucos de la corte, los emperadores posteriores consiguieron deshacerse de ellos, pero sólo a costa de conceder una responsabilidad igualmente grande a los eunucos cortesanos. Como resultado de ello, el gobierno de nuevo estuvo dividido en facciones. Entre el 168 y el 170 surgió el conflicto entre los eunucos y los burócratas, que sentían que los primeros habían usurpado su legítima posición de influencia en el gobierno. Hacia el 184 se produjeron dos grandes rebeliones, encabezadas por un grupo taoísta denominado Turbantes Amarillos, que saquearon Shandong y las áreas adyacentes. En el 215 fue sofocada otra rebelión taoísta dirigida por la Sociedad de los Cinco Montones de Arroz de Sichuan.
 La dinastía Han Occidental (206 a.C - 9 d.C)lDe los tumultos y estado de guerra que marcaron los últimos años de la dinastía Qin, destacó un dirigente de origen humilde, Liu Bang. Aplastó a otros pretendientes al trono y se proclamó a sí mismo emperador en el 206 a.C. La dinastía Han por él fundada sería la más duradera de la era imperial. Los Han se constituyeron sobre la base unificada que habían dejado los Qin, modificando la política que había conducido a su derrocamiento. Las leyes onerosas fueron suspendidas, los impuestos se redujeron sensiblemente y se adoptó una política favorecedora del comercio que permitió la recuperación económica. En principio Liu Bang concedió reinos hereditarios a algunos de sus aliados y familiares, pero hacia mediados del siglo II a.C. la mayor parte de estos reinos habían sido reintegrados y casi todo el territorio chino estaba bajo la jurisdicción del Imperio de los Han.
La segunda foto es una representación del fundador de la dinastía. Una de las contribuciones más importantes de esta dinastía fue el establecimiento del confucianismo como ideología oficial; sin embargo, en un intento por proporcionar una ideología completa al Imperio, los Han incorporaron al confucianismo ideas de otras muchas escuelas filosóficas y emplearon supersticiones populares para incrementar las enseñanzas de Confucio. En el funcionamiento administrativo heredado de los Qin, los emperadores Han siguieron el principio confuciano de elegir a los hombres sobre la base del mérito más que por su nacimiento, siendo elegidos los más cualificados mediante exámenes escritos. A finales del siglo II a.C. se fundó una universidad imperial en la cual se formaban los futuros funcionarios en los cinco clásicos de la escuela confuciana.
Los primitivos Han alcanzaron el cenit de su poder bajo el emperadorWudi (reinó desde el 140 al 87 a.C.). Casi todo el territorio que hoy engloba China pasó a estar bajo poder imperial, aunque muchas regiones, en especial al sur del río Yangzi Jiang, no estaban totalmente asimiladas. La autoridad china se estableció en el sur de Dongbei Pingyuan (Manchuria) y norte de Corea. En el oeste, los ejércitos Han lucharon con una tribu conocida como los xiongnu, que probablemente estaban emparentados con los hunos y penetraron en el actual territorio de Kazajstán. En el sur, la isla de Hainan pasó a estar bajo control Han y se establecieron colonias alrededor del delta del Xi Jiang, en Annam y en Corea.
Las políticas expansionistas del emperador Wudi consumieron los excedentes económicos que se habían ido acumulando durante las administraciones de sus predecesores y fue necesaria la restauración de políticas legalistas para reponer las arcas del estado. Se subieron los impuestos, reaparecieron los monopolios estatales y la moneda se devaluó. Las penurias que sufrían los campesinos se vieron agravadas por el crecimiento demográfico, lo cual provocó la reducción del tamaño de las parcelas individuales en un momento en que los impuestos se incrementaban. Durante el siglo I a.C., las condiciones empeoraron aún más. En varias ocasiones el trono fue heredado por príncipes en edad infantil, cuyas madres a menudo completaban las responsabilidades del gobierno con miembros no cualificados de su propia familia. Las facciones y la incompetencia debilitaron el gobierno imperial. Grandes familias terratenientes de la provincia desafiaron a las autoridades que recaudaban los impuestos del gobierno central y adquirieron una especie de privilegio para la exención de impuestos, lo que redujo los ingresos del gobierno y gravó duramente a los campesinos. Los levantamientos agrarios y el bandolerismo reflejaron el descontento popular.



 La dinastía Sui (581-617)
China fue reunificada bajo la dinastía Sui (581-617). El primer emperador fue Yang Chien, un militar que en el 581 usurpó el trono del norte. Durante los siguientes ocho años terminó la conquista del sur de China y estableció su capital en Chang’a (hoy Xi’an). Los Sui restablecieron el sistema administrativo centralizado de los Han y reinstauraron los exámenes para la selección de funcionarios. Aunque el confucianismo fue instaurado oficialmente, también el taoísmo y el budismo fueron admitidos en la formulación de la nueva ideología imperial. Floreció el budismo, introducido en China desde la India durante la última dinastía Han y el periodo subsiguiente de desunión.
El breve reinado de la dinastía Sui fue una etapa de gran actividad: se reparó la Gran Muralla con un gran coste en vidas humanas, se construyó un sistema de canales, que posteriormente daría lugar al Gran Canal, para transportar los ricos productos agrícolas del delta del Yangzi Jiang hasta Luoyang y el norte, y se reasentó el control chino sobre el norte de Vietnam y, en menor medida, sobre las tribus de Asia central. Sin embargo, una larga y costosa campaña militar en el norte de Corea terminó en derrota. Con su prestigio seriamente empañado por el empobrecimiento de su población, la dinastía Sui cayó en el 617 ante el levantamiento dirigido por Li Yuan.


  La dinastía Ming (1368-1644)
Fundada por Chu, los Ming establecieron su capital en principio en Nanjing y revitalizaron la civilización china de los Tang y los Song. Su poder se asentó firmemente en China y a lo largo de Asia oriental, se restableció el gobierno civil, se fomentó la literatura, se fundaron escuelas y se reformó la administración de justicia; se amplió la Gran Muralla y se mejoró el Gran Canal. El imperio se dividió en 15 provincias, la mayor parte de las cuales aún mantienen sus nombres originales. Cada provincia estaba supervisada por tres comisionados uno para las finanzas, otro para los temas militares y un tercero para los temas judiciales. El comisionado financiero, que encabezaba la administración, fue sustituido en los últimos años de la dinastía por un gobernador.


Los primeros Ming también restablecieron el sistema de relaciones tributarias mediante las cuales los estados no chinos de Asia oriental reconocieron la supremacía cultural y moral de China y enviaron periódicamente tributos a la corte china. Durante el primer cuarto del siglo XV, las tribus de Mongolia fueron derrotadas definitivamente y la capital volvió a ubicarse en Pekín. Las expediciones navales chinas extendieron el poder del imperio Ming a lo largo de todo el sureste de Asia, la India y Madagascar. Sin embargo, desde mediados del siglo XV, el poder Ming comenzó a declinar. El protagonismo imperial se había deteriorado y los eunucos de la corte llegaron a ejercer un gran control sobre el emperador, alentando el descontento y la creación de grupos disidentes en el gobierno. El tesoro imperial se había reducido a causa del coste de la defensa contra las repetidas incursiones mongolas y las incursiones de los piratas japoneses que habían asolado la costa sureste durante todo el siglo XVI. Una campaña de siete años contra las tropas japonesas en Corea a finales del siglo XVI dejó a los Ming exhaustos.

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